Por Raúl Scalabrini Ortiz
“Luego, bajo la acción de la buena bebida, la conversación se extendió y se distendió. Al día siguiente el capitán PATRÓN LAPLACETTE fue designado interventor de la C. G. T. y El Líder comenzó a quedar prácticamente desintegrado. Me propuse contar esta anécdota y hacer pública la denuncia implicada en ella, arrostrando el peligro de ser encarcelado, para evitar que el mantenimiento en secreto estos hechos, si existieron realmente, pudiese ser aprovechado por la diplomacia extranjera para doblegar la resistencia que las autoridades pudieran ofrecer a las exigencias de los que habían prueba de esa ayuda, si la tenían.”
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Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero Cordubensis nº 179
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