lunes, 14 de julio de 2008

De Rivadavia a Don Juan Manuel

Desde 1810 hasta 1835 habían ocurrido cosas demasiado trágicas en el país. Solamente agregar que, cuando ROSAS asume el mando por segunda vez – como se lo dijera personalmente el mismo don Don JUAN MANUEL al doctor VICENTE QUESADA, diplomático argentino que argentino que lo visitó en Southampton, junto con su hijo ERNESTO. En febrero de 1873 -, había “encontrado al país anarquizado, dividido en cacicazgos hoscos y hostiles entre sí, desmembrado ya en parte y en otras en vías de desmembración, sin política estable en lo internacional, sin organización interior nacional, sin tesoro ni finanzas organizadas, sin hábitos de gobierno, convertido en verdadero caos, con la subversión más completa en ideas y propósitos, odiándose furiosamente los partidos políticos. Un infierno en miniatura”, según el juicio de ARANA (Rosas en la evolución política argentina).
No obstante, levantó con paciencia y firmeza, respaldado por el pueblo argentino, el edificio de la poderosa Confederación Argentina.

Se le hace responsable, sin embargo, del “crimen de lesa democracia”, de no haber constituido el país, es decir, de no haberle dado una Constitución escrita, porque constituido estaba, de una manera distinta como lo fue después de Caseros=1852. pero estaba. Además, ¿cuándo el país tuvo durante larga dictadura un momento dictadura para dictarla?

El Pacto Federal o Tratado Litoral, firmado el 4 de enero de 1831, por otra parte, ¿no era acaso un principio de Constitución?, ¿o era necesario que en vez de sus diecisiete artículos hubiera debido tener doscientos? ¿No dijo el mismo ALBERDI en tan alabado libro Bases – que todo el mundo cita pero que nadie lee – “Tomad los cien artículos, término medio de toda Constitución, separad diez, dadme el poder de organizarlos según mi sistema y poco importa que en el resto votéis blanco o negro” (Bases). ¿Debemos ser tan hipócritas para admitir eso? ¿o debemos decir con DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO: “Una Constitución no es una regla de conducta para todos los hombres. La Constitución de las masas populares son las reglas ordinarias, los jueces que las aplican y la policía de seguridad?”
Pero… después de tan magna digresión sobre tan pequeño asunto, pasemos a otro asunto, pasemos a otro tema, aunque jamás debemos confundir las premisas: antes que la Constitución está la Nación.

El hombre medio argentino tiene una idea muy confusa acerca de la historia constitucional de su país y la resume, más o menos, en la creencia de que en el año se reunieron en Santa Fe unos señores unitarios, pero par redactar una Constitución federal. La culpa no es, por supuesto, de aquel hombre medio, que se ha limitado a asimilar fácil y dócilmente las opiniones ajenas y que, quizá, se irrite cuando se le diga que su ignorancia no es causal y que obedece a un plan, trazado nada menos que por ex presidentes de su país, ya que en el nuestro, los políticos no sólo han hecho la historia, lo que la han escrito con feroz sentido partidario, pecado de la cultura argentina. Así, DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO escribía desde Nueva York el 16 de diciembre de 1865 a NICOLÁS AVELLANEDA, también ex presidente: “Necesito y espero de su bondad de V. me procure una colección de tratados argentinos, hechos en tiempos de Rosas, en que están los tratados federales que los unitarios han suprimido después, con aquella habilidad con que sabemos REHACER LA HISTORIA” . (La Biblioteca, t. VI, pág. 13).

En su obra “El fragmento preliminar al estudio del derecho”, ALBERDI sostenía, refiriéndose a ROSAS: “Considerado filosóficamente no es déspota que duerme sobre bayonetas mercenarias, es un representante que descansa sobre la buena fe, sobre el corazón del pueblo”. En cambio con relación a los unitarios expresa: “Nuestra historia constitucional no es más que una continua serie de imitaciones forzadas, y nuestras instituciones una eterna y violenta amalgama de cosas heterogéneas”.
Ya en su vejez, abjurando de su error, ALBERDI escribiría: “Prefiero a los tiranos de mi país que a los libertadores extranjeros”.

Este raro fenómeno político, la creación del Poder Ejecutivo Nacional, fue estimulado por el más grande factor de cohesión en todos los países: el peligro, interno o externo. No había sino una alternativa: el país se disolvía en una anarquía o se fortalecían los poderes conferidos al gobernador de Buenos Aires. La República prefirió el segundo término de la alternativa, que dejaba a las Provincias una cierta esfera de acción propia.
Estos factores decisivos para la formación se encuentran enumerados prolijamente en las reglamentaciones militares vigentes. El Reglamento de Anotación y Cómputo de Servicios del Ejército Argentino – 65 – establece las siguientes – art. 33 y 34 – conflictos en la época de ROSAS:
1) Guerra internacional contra la Confederación Peruanoboliviana, iniciada el 19 de mayo de 1837 y terminada el 23 de marzo de 1839. Esta guerra aseguró la argentinidad de Salta y buena parte del norte argentino. En las postrimerías del gobierno de ROSAS regía los destinos de Bolivia el presidente MANUEL ISIDORO BELZÚ (el Mahoma del Antiplano). Había llegado el momento propicio para plantear el problema de Tarija; sobrevino la ruptura de relaciones con el Imperio brasileño, el pronunciamento de URQUIZA y la derrota de Caseros, y aquella parte del territorio argentino se perdió para siempre.
2) Guerra internacional contra Francia, iniciada el 8 de junio de 1838 y terminada el 31 de octubre de 1840, con el tratado Mackau- Arana.
3) Guerra internacional contra Inglaterra Y Francia juntas, iniciada el 22 de agosto de 1845, y terminada con Inglaterra el 24 de noviembre de 1849, y con Francia el 10 de mayo de 1850.
4) Guerra civil entre Corrientes y la Confederación, iniciada el 28 de febrero de 1839 y terminada el 31 de marzo de 1839. Empezó con la declaración de guerra del gobernador correntino BERÓN DE ASTRADA y finalizó con la batalla de Pago Largo.
5) Guerra civilinternacional de 1839-1840-1841-1841. Comienza con el desembarco del unitario General JUAN GALO LAVALLE en Entre Ríos, el 3 de septiembre de 1839, con la colaboración de la flota de Francia, con la conspiración de MAZA en la ciudad de Buenos Aires, el levantamiento de los estancieros del Sud de la provincia bonaerenses y la cooperación Francesa. Termina con la acción de Rodeo del Medio, del 24 de septiembre de 1841.
6) Guerra civil entre Corrientes y Entre Ríos, iniciada el 12 de diciembre de 1843 y terminada el 14 de agosto de 1846, con el tratado de Alcaraz.
7) Guerra civil entre la confederación y Corrientes, iniciada el 20 de octubre de 1847 y terminada el 27 de noviembre del mismo año, con la batalla de Vences.
8) Guerra civilinternacional de la Confederación Argentina contra Entre Ríos, Corrientes, el Estado Oriental del Uruguay y el Imperio del Brasil, iniciada con el pronunciamiento de URQUIZA del 1º de mayo de 1851 y terminada el 3 de febrero de 1852, con la batalla de Caseros-Monte Palomar.

¡Nueve conflictos bélicos! ¡Estas son las nueve razones poderosas que determinaron la creación, de derecho, del fuerte Poder Ejecutivo Argentino”. Este no nació de las páginas de un libro de un autor famoso e iluminado, sino de la áspera realidad de nuestro pasado criollo. Esas nueve causas determinaron también el derecho, por parte del Ejecutivo Nacional, de intervenir a las Provincias; la erección de una jurisdicción federal, con asiento, en último término, en Buenos Aires, para juicios de significación nacional como lo fue el proceso a los asesinos del General JUAN FACUNDO QUIROGA, etc.

Escribió el recordado Padre LEONARDO CASTELLANI:

Todo el ser lo recibimos
De la madre antigua y sabia;
Mi labio a nadie agravia
Si digo esta frase fiel:
Nos vino DON JUAN MANUEL
Y nos vino RIVADAVIA.


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