martes, 22 de julio de 2008

Echeverría y la “joven Argentina”

¿Y los Derechos del Hombre? ¿Y la libertad?, ¿Y la igualdad?, ¿Y la fraternidad? ¡Ah…¿Eso? …Para engatar a los necios y a los papamoscas.

¡Terrible es el poder de la dialéctica y de la ideología ¡, y estos eran los resultados del minúsculo grupo de ideólogos “trasnochados” de la Joven Argentina, que actuaban en Buenos Aires, en las principales de provincia y en el extranjero: el sofista ALBERDI, el “macaneador” SARMIENTO (Sarmiento le escribía al general Paz, desde Montevideo el 22 de diciembre de 1845: “Remito a S. Excª un ejemplar del Facundo qe escrito con el objeto de favorecer la revolución (y) preparar los espíritus. Obra improvisada, llena (por) necesidad de inexactitudes, a designio a veces…”), el degenerado RIVERA INDARTE , y otros como el malvado AVELLANEDA, el topógrafo GUTIERREZ, el “roncador” MÁRMOL, y el ex compadrito del Alto, ESTEBAN ECHEVARRÍA, transformado en “cajetilla” versificador (con monóculo de oro inclusive), desde el regreso de su fuga a Francia a raíz de asuntos de pollera. (José María Rosa: Nos los Representantes del Pueblo; e Ignacio B. Anzoátegui: Vidas de Muertos).

ECHEVERRÍA fue, además, quien pretendió dar a los integrantes de la Joven Argentina, desde mucho antes de su constitución, un “pensamiento” filosófico, resultado de sus mal dirigidas lecturas francesas hechas en sus cinco años de estada en Europa (1826-1830), sazonada, todo, con algunas ideas de la escuela “historicista” alemana, mucho de pose romántica a lo “BYRON” y nada de los españoles. Más adelante se siguió, en el Gabinete y en el Salón Literario de la Librería de MARCOS SASTRE, con lecturas de SAINT SIMON (un conde arruinado y aristócrata “arrepentido”, muerto en 1825), como así también de HUGO LAMMENAIS, PIERRE LEROUX, y hasta hacen furierismo sin conocer a FOURIER, como se ve vio después por ciertas analogías del Dogma con el Manifiesto de VÍCTOR CONSIDÉRANT, publicado en 1843. (Palcos, Alberto: Prólogo al Dogma Socialista).

Todos estos “utopistas”, por otra parte, rechazaban las palabras de Cristo: Mi Reino no es de este mundo, y se proponían, como meta final de sus lucrubaciones, establecer una nueva religión de la Humanidad que fuera capaz de “instaurar” nada menos que el paraíso sobre la tierra (milenaria idea mesiánica), donde, según la Cosmogonía “cabalística” de FOURIER, por ejemplo, en Siberia florecerían los naranjos y hasta el agua del mar se convertiría en una deliciosas limonada. (Josef Leo Siefert: Los Revolucionarios del Mundo).

Estas ideas absurdas eran, el “paso atrás” de la vieja táctica revolucionaria para avanzar – hoy tan empleada por los neobolcheviques – y que, por supuesto, también se manifiesta en el plano del pensamiento, puesto que, durante la llamada Revolución Francesa o la conspiración masónica de 1789 en Francia, uno de esos revolucionarios, GRACCO BABEUF (1762-1796) había sistematizado, ya, todo un programa verdaderamente comunista, cuyas raíces se pierden en la noche de los tiempos. Y contemporáneo de BABEUF era WEISHAUPT, fundador de la Orden de los Iluminados de Baviera, que tenía cierta similitud con el bolchevismo de W. U. LENÍN y relacionada tal vez con el “ideario” de la Liga Espartaquita,, fundada por los judíos ROSA LUXEMBOURG y KARL LIEBKNECHT; liga que intento en 1919, propagar por Alemania la revolución marxocomunista. No está demás dejar aclarado que el seudónimo por WEISHAULPT era Spartacus. (Serge Hutin: Historia Mundial de las Sociedades Secretas).

Después de señalar estos pormenores de la corriente de pensamiento comunista, llegamos a la conclusión que el marxismo no fue una ideología “nueva”, salida como una Palas Atenea de la “portentosa” cabeza de CARLOS MARX (1818-1883). Este judío “prusiano”, autor del famoso Manifiesto Comunista, de 1848, no hizo nada más que tomar prestado, para escatología “científica”, el pensamiento “económico” inglés de ADAM SMITH y DAVID RICARGO y las ideas de los “utopistas” franceses, precisamente de SAINT SIMON y FOURIER. Sistematizó luego, todo, dentro del “fatal” e “inflexible” proceso dialéctico (lucha de las contradicciones) de la filosofía de JORGE GUILLERMO FEDERICO HEGEL (1770-1831), cambiando Solamente por la materia la “idea”, sujeto primero y fundamental de todo el proceso creador según el pensador de Stuttgart. Resultado: el materialismo histórico.

Pero el espíritu semita de MARX no podía dejar de manifestarse en la sistematización de su “ideología”, y trasladó – por su condición de ateo – al proletariado (realidad “fundamental” del decurso histórico) el papel mesiánico reservado a los judíos, y divinizó al hombre – Humanidad – en vez de divinizar a su raza.

El marxismo, sin embargo, no fue – de ninguna manera – lo que dirigió el rumbo de la Revolución Bolchevique, comenzada en Petrogrado un siniestro 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre en el calendario ruso). La dialéctica llamada “Dictadura del proletariado” preparó el camino, es cierto; pero el verdadero “catecismo” de acción – praxis – de los jerarcas soviéticos judíos. (Véase. Sobre el origen judío de los principales jerarcas soviéticos de la revolución comunista en Rusia, Robert Vaucher: El Infierno Bolchevique). Detentadores de la suma del poder público, fue el cínico y lúgubre Credo del famoso revolucionario NECHAIEV (1847-1883), personaje ruso descripto magistralmente por F. DOSTOYEVSKY, en Los Demonios, bajo el nombre de PEDRO VERKHOVENSKY. (Paul Schostakowsky: El Calvario Ruso).

Y ni siquiera la ideología “marxista” sirvió para la toma del poder por los judíos bolcheviques (ahora, los piqueteros, la guerrilla armada y LOS INTELECTUALES ORGÁNICOS son sus herederos.) El verdadero “técnico” que posibilitó el triunfo de la insurrección en Rusia fue un antiguo oficial del ejército imperial, ANTONOF OVSEIENKO, revolucionario, pero también matemático y jugador de ajedrez, que, sobre un mapa topográfico de Petrogrado, fue moviendo las piezas ajedrísticas de la insurrección general, mientras sus “peones” de las “maniobras invisibles” operaban contra los puestos claves de la capital del ex Imperio de los Zares. (Curzio Malaparte: Técnica del Golpe de Estado).

El “mesianismo” del proletariado y la “divinización” del hombre, de la ideología “marxista”, se transformó, sin embargo, no bien los judíos bolcheviques tomaron el poder, en la “divinización” de la maquina y en la “esclavización” del pueblo ruso, convertido a la condición de paupérrima bestia de trabajo mediante un vasto terror “sistematizado”. (Cfr. El libro del guerrillero español Valentín González (El Campesino): Vida y muerte en la U.R.S.S.).

Volvamos ahora nuevamente a los “utopístas” franceses. Uno de los discípulos de CHARLES FOURIER, el francmasón BAZARD, fue – no hay que olvidarlo – el fundador en París, el 1º de mayo de 1821, del CARBONARISMO, a semejanza de las famosas Ventes napolitanas: verdaderas “células” imitadas posteriormente por sociedades revolucionarias como la Mano Negra (célebre organización terrorista servia) y por los comunistas. En Francia se produjo, además, una “simbiosis”entre Carbonarismo y Masonería, siendo aquél, en realidad, un brazo de ésta. ¿Y cuáles eran sus fines? Existían los aparentes (exotéricos) y los ocultos (esotéricos). Entre los aparentes estaban, por supuesto, la libertad, la igualdad, la fraternidad, los derechos del hombre, la “redención” de las minorías étnicas, etc. Los ocultos: contribuir al triunfo de la Revolución Mundial. ¿Los medios? Existian varios: el poder corruptor del oro; el asesinato político; pero, principalmente, el empleo del razonamiento dialéctico, para posibilitar, por medio de sofismas, la conquista de las mentes y de los espíritus.
Se empezaba a efecto desde lo más simple y aparentemente inocente.

El director y guía de la Vente piamontesa, un judío que se ocultaba detrás del seudónimo Piccolo-Tigre, escribía a sus agentes en cartas de fecha del 18 de enero de 1822: “…cread vosotros en cualquier especie de congregaciones, con tal que domine en ellas el misterio en ellas el misterio, a toda clase de gente”. Y más adelante decía: “…cread vosotros mismos, o mejor haced que otros creen asociaciones cuyo objeto sea el comercio, la industria, la música o las bellas artes…”. Y proseguía: “infiltrad el veneno en los corazones elegidos por blanco; infiltradlo a cortas dosis, como por casualidad, y luego con el tiempo y la reflexión os sorprenderéis del feliz resultado”. (J. Crétinau-Joly: La Iglesia Católica y la Revolución).

No debemos olvidar tampoco que, en abril de 1834, Giuseppe Massini funda en Berna (Suiza), con refugiados políticos, la sociedad revolucionaria Joven Europa, de carácter “carbonario”, con ramificaciones en todos los países del Continente; siendo la más célebre de todas la Joven Italia, cuya bandera –blanca, roja y verde (Dogma Socialista) – es la enseña actual de la Península. (Hutin, Serge: Historia Mundial de las sociedades secretas).

Con estas explicaciones, quizá entenderemos qué era en realidad aquel “desprendimiento” del Salón Literario de la librería de MARCOS SASTRE, conocido con el nombre de la JOVEN GENERACIÓN ARGENTINA o JOVEN ARGENTINA. (Palcos, Alberto: Prólogo al Dogma Socialista). Pero principalmente por el de Asociación de Mayo; aunque la Revolución de Mayo de 1810 no tenía que hacer con ella. Podía, asimismo, haberse llamado Asociación de Julio; donde la Independencia, que comprometieron criminalmente en varias oportunidades, hubiera también brillado por su ausencia. Era, eso sí, el engendro “americano” de una verdadera LOGIA “CARBONARIA”, juramentada en Buenos Aires la noche del 8 al 9 de julio de 1837 a imitación de la Joven Italia, o, más propiamente, de la Joven Europa. (Dice E. ECHEVARRÍA en su Ojeada Retrospectiva sobre el Movimiento Intelectual en el Plata desde el 1837: En efecto, el 23 de junio de 1837 por la noche se reunieron…de treinta y cinco jóvenes…”).

Sus integrantes eran, además, dignos discípulos de sus “humanitarios” maestros. “…echa contribuciones y si no las pagan haz rodar cabezas”, pedía AVELLANEDA. (García Mellid, El Proceso al Liberalismo argentino); “Es necesario emplear el terror para triunfar en la guerra”, escribía SARMIENTO; “… LA REVOLUCIÓN es la ley del diablo, que nada respeta y nada teme…”, decía ALBERDI; “…para que vayáis vosotros a gozar de la Patria, es preciso que ellos (los federales) salgan proscriptos o mueran: no hay (otro) remedio”, pontificada ESTEBÁN ECHEVERRÍA. (Humberto Calabrese, Juan Manuel de Rosas).

¿Y los Derechos del Hombre? ¿Y la libertad?, ¿Y la igualdad?, ¿Y la fraternidad? ¡Ah…¿Eso? …Para engatar a los necios y a los papamoscas.

Estos verdaderos “marxistas” de la época de ROSAS habían comprometido, por otra parte, hasta honrados ciudadanos y a muchos valientes militares argentinos, como siempre en nombre de la libertad, en la trágica aventura antinacional.

Traición juzgada por SAN MARTÍN - en carta al Dictador – con palabras lapidarias y perennes: “… pero lo que no puede concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufrimos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”. (Carlos Ibarguren, San Martín Íntimo).

Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero nº 62 Cordubensis
Sopla el Pampero.
VIVA LA PATRIA.

1 comentario:

Joel dijo...

disuclpame
pero creo que estas muy equivocado...no coincido practicamente en nada de lo que el texto dice...me parece que las acusaciones que se hacen son demasiado insolentes.
gracias por el espacio.