martes, 12 de agosto de 2008

El plan táctico que posibilitó la victoria contra el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en 1975

“Más que una lucha por las armas, es una lucha por las almas. Para graficar: se ha podado un árbol y para que no brote en el futuro será necesario quemar la raíz y el tronco de ese árbol.”

Por el General Don Acdel Edgardo Vilas

Dijo Lenin: “Hay que crear una atmósfera de intimidación y cobardía que permita a las democracias vacías de autoridad y de personalidad, justificarse como barreras frente al extremismo de derecha. Por lo cual el extremismo de izquierda logra que se mantenga el cuadro de debilidad y renunciamiento que le concede la amplia libertad que necesita para ejecutar sus planes de destrucción y dominio”.

Primer Operativo a cargo de las fuerzas de seguridad.

El domingo 19 de mayo de 1974 se lanzó el primer operativo antisubversivo a cargo de Fuerzas de Seguridad de la Policía Federal y Provincial de Tucumán, que contaron con el apoyo logístico del Ejército Argentino. La acción se desarrollo ante la existencia de un campamento subversivo ubicado en las estribaciones de la montaña, en el Departamento de Famaillá (a unos 18 km. Al noroeste de esa ciudad), cerca de Sauce Huacho y al sur de Potrero de las Tablas, entre los parajes conocidos como El Rodeo y El Filo. La operación represiva estuvo a cargo de 400 hombres, helicópteros, vehículos policiales, y del Ejército y duró 6 días. A su término se suministro una nómina de 50 detenidos. Simultáneamente en dos procedimientos en los domicilios de Monteagudo 637 y Bulnes 824, de la ciudad de San Miguel de Tucumán, se secuestraron armas y documentación pertenecientes a la organización subversiva.

Segundo Operativo a cargo de fuerzas del Ejército y fuerzas de seguridad.

El martes 13 de agosto de 1974, efectivos de la Quinta Brigada de Infantería y Fuerzas de Seguridad de la Policía Federal y de la Policía de Tucumán se lanzaron a la detención de un campamento de operaciones en la zona montañosa. Las fuerzas efectuaron un rastrillaje de la zona, avanzando en forma de pinza, es decir, desde la Ruta Nacional nº 38 hacia el noroeste y desde los altos cerros hacia el llano. Por otra parte, efectivos militares controlaban desde el suroeste la Ruta Provincial nº 307 que, desde Famaillá se dirige a Tafí del Valle. El campamento, presumiblemente, estaba ubicado en el paraje conocido como “La Rinconada” (15 km. Al oestenoroeste de Famaillá). Dicho operativo finalizó el día 2 de septiembre de 1974.
El primero y segundo operativo del año 1974 eran las primeras experiencias en la lucha contra la subversión organizada en zona rural. Se pretendía cercar a los delincuentes subversivos mediante la ejecución de planes tácticos convencionales, lo cual era imposible de lograrse puesto que se evadían y escapaban escurriéndose como peces en el agua y porque estaban en su elemento, en su medio ambiente que era el monte,
Para que se comprenda mejor, es necesario explicar, que los delincuentes subversivos actuaban en pelotones de 25 a 30 hombres. Que vivían normalmente en el monte, en lugares que ellos llamaban “campamentos” y que sólo utilizaban como “escondite” y no para resistir desde él. En este lugar usaban uniformes verdes, similares al del Ejército Argentino. Desde el “campamento” en los cerros y en pleno monte, bajaban al llano y a las ciudades realizando incursiones sorpresivas preferentemente en lugares donde no había seguridad pública. Aparecían tomando localidades, haciendo propaganda, repartiendo víveres, trabajando políticamente o bien produciendo atentados en objetivos de servicios públicos y controles de rutas, de personas, para hacer ostentación de “Zonas Semiliberadas”. Así era el oponente que había que enfrentar. Se pretendía realizar una operación clásica del tipo “caza-guerrillero”, operación ésta que los delincuentes subversivos detectaban con suficiente anticipación.

Regresaban a sus “campamentos”, se cambiaban de ropa, se vestían de civil como los lugareños, enterraban sus uniformes, sus armas, y sus carpas en depósitos, lo tapaban con árboles y ramas y bajaban a la ciudad mimetizándose entre la población, mirando o colaborando algunas veces, con las fuerzas legales que los buscaban y no los encontraban. Así permanecían en las ciudades todo el tiempo que las fuerzas legales estaban en su búsqueda. El Coronel ROGER TRINQUIER, del Ejército Francés, dice en su libro “Guerra, Subversión y Revolución”, página 113, lo siguiente: “Esclavo de sus tradiciones y su formación, el Ejército se adapta mal a una guerra que las escuelas militares se niegan a enseñarles. Contra un adversario fluido, inatrapable, se obstina por lo general por montar sus operativos según esquemas clásicos. Como una masa gigantesca que quisiera aplastar a una mosca, casi siempre en el vacío, derrochando medios considerables”.

Al hacerme cargo del Comando de la Quinta Brigada de Infantería el 13 de enero de 1975 tuve una sola idea fija: NO FRACASAR Hasta el 9 de febrero de 1975 transcurrieron 27 días en los cuales sentí en profundidad la gran responsabilidad de mi empeño. Ello me indujo a realizar un diálogo fluido con personal del Ejército y Policía de la Provincia de Tucumán que habían actuado en 1974, por aquello que “La experiencia cuesta cara y siempre lleva tarde”.

De los contactos establecidos y de la información que fui recogiendo, pude extraer una conclusión: en las dos oportunidades anteriores 81974), la “Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez” había eludido el combate con las fuerzas legales y había creado el “vacío táctico”, para que éstas cayeran precisamente en ese vacío, penetraran en el monte y no encontraran absolutamente nada. En otras palabras, hacer que las fuerzas legales “navegaran en el aire”, se desgastaran físicamente en una búsqueda ineficaz y se desmoralizaran en sus intentos de concretar la “Operación caza-guerrillero”.
Fe así, según testimonio de declaraciones de delincuentes subversivos capturados en 1975. Durante las operaciones de 1974 abandonaron la “Zona Semiliberada” y se refugiaron en las ciudades (a caballo de la Ruta Nacional nº 38 y en San Miguel de Tucumán). En el operativo del 13 de agosto de 1974 estuvieron escondidos en Horcomolle, en proximidades de la Ciudad Universitaria y próximo a San Javier (20 km. Al noroeste de la ciudad de San Miguel de Tucumán).
La información de la “Compañía De Monte Ramón Rosa Jiménez” era tan eficaz y completa en la ciudad que, cuando un vehículo militar tipo camión tanque cargaba nafta en abundancia o retiraba nafta para un columna motorizada, esta simple circunstancia ya era motivo para informar movimientos de tropas legales que los hacia la “Zona Semiliberada” al sudoeste de San Miguel de Tucumán. Esto permitía que los delincuentes subversivos abandonaran la zona de monte apresuradamente y crearan el “vacío táctico”.

Hasta aquí, lo que se sabía antes de iniciar el “Operativo Independencia” el 9 de febrero de 1975. El problema fue idear un “PLAN TÁCTICO” que posibilitara el éxito contra el Ejército Revolucionara del Pueblo. Era prioritario ocupar la “Zona Rural Semiliberada” (Plan Táctico del Comandante de la Quinta Brigada de Infantería del 24 de enero de 1975). Allí, formando un círculo con trazo continuo con una x se indica la zona de responsabilidad ideado. Los triángulos con un signo interrogativo eran los emplazamientos, sin confirmar, de los campamentos del oponente. No nos interesaba mucho porque los íbamos a encontrar abandonados.

Emplazamos de norte a sur la Fuerza de Tarea “RAYO”, “ACONQUIJA”, y CHAÑI”, compuesta cada una por:
. Una Plana Mayor
. Un escalón de Comunicaciones
. Un escalón Logístico
. Dos Subunidades

En total, 260 hombres, fijando a cada una su zona de responsabilidad (su límite interno señalado con una raya con dos verticales).

Establecimos una L. E. S. (Límite de Exploración y Seguridad) a no sobrepasar, para que las Fuerzas de Tarea no penetraran y se desgastaran inútilmente en el monte. Había que permanecer en la zona haciendo limpieza y control de población. Su contacto interesaba mucho para adherirla y hacerla participar dado que la información debía provenir de ella.

Se estableció un L S (Límite de Seguridad) a caballo de la Ruta Nacional nº 38, entre San Pablo y Monteros, a cargo de la Guardia de Infantería de la Policía Federal, para limpiar las ciudades y establecer una separación entre el Ejército y la Policía Federal. Esta dependía directamente del Comandante de Brigada. (100).

No se descartaba que los subversivos pudieran evadirse y escapar por el norte hacia San Miguel de Tucumán y por el sur hacia Concepción desde la profundidad del monte.

Se ocupó con un Equipo de Combate (1 Escuadrón de Gendarmería Nacional: 100 hombres), una posición de cierre entre el filo de Mala Mala en el norte y la Quebrada Del Portugués en el sur, particularmente, en la zona de Angostura y El Molino, para evitar la evasión y escape hacia el noroeste por el Valle del Tafi. El “Plan Táctico” en la zona rural era negar espacio político y geográfico en esa zona e impedir que la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez (350 hombres más estructura celular de apoyo 1.000 hombres de apoyo. Total 1.350 hombres), bajara del monte en busca de abastecimiento y si lo hacía, esperarlo en emboscadas al pie del monte.

Para esta parte del “Plan Táctico” no se necesitaban muchos efectivos de tropas legales. Si se densificaba con muchos efectivos la zona rural, era difícil que los delincuentes subversivos bajaran del monte Había que demostrar “debilidad en la dispersión”, para posibilitar confianza en ellos, y hacer que bajaran desde los campamentos situados de 5 a 10 kilómetros dentro del monte. De allí que, con lo efectivos que señalan a continuación eran más que suficientes:
- 1 Comando Táctico 30 hombres
- 1 Sección de Seguridad 37 “”
- 1 Escalón Comunicaciones 37 “”
- 1 Escalón Logístico 70 “”
- 3 Fuerzas de Tareas 780 “”
- 1 Equipo de Combate (GN) 100 “”
Total 1.054 Hombres


Este era el Plan Táctico concebido. Sin embargo, la experiencia anterior decía que era presumible que crearan de nuevo el vacío táctico en la zona rural. Así, aconteció cuando se tomaron las primeras declaraciones al iniciarse el “Operativo Independencia”. La diferencia estuvo en que, creado el vacío, se fueron primero a los bordes del dispositivo. De allí los enfrentamientos de “Combate del Río Lules” con la patrulla destacada por la Policía Federal hacia el Potrero de las Tablas” y el “Combate de Pueblo Viejo” al sur del Río Pueblo Viejo con la Fuerza de Tarea “Chañi”. En definitiva el “vacío” se produjo y se fueron primero a los bordes del dispositivo y de allí se refugiaron en las ciudades de San Miguel de Tucumán y Concepción, a la espera que las fuerzas legales se retiraran de la zona sin encontrar nada como ocurriera en 1974. Sin embargo, el “Plan Táctico” preveía esa eventualidad. En la ciudad de San Miguel de Tucumán se constituyó una fuerza compuesta por:
- la Fuerza de Tareas San Miguel 200 hombres
- Guardia de Infantería de la Pol. Fed. 60 “”
- Grupo Especial de la Pol. Prov, Tuc. 30 “”
Total 290 Hombres

En la ciudad de Concepción se constituyó un Grupo Especial de la Policía Provincial de Tucumán de 30 hombres. La misión fue la caza del subversivo urbano. Este personal que actuaba en la ciudad era escogido y seleccionado, eran los hombres más capaces y valientes para actuar en lo urbano. Sobre ellos recayó el peso inicial de la lucha. Eran equipos especiales, tipo comando. Era la lucha silenciosa de los hombres de inteligencia, que siguen la huella del delincuente subversivo. Su trabajo no tiene brillantez, como tampoco reciben condecoraciones por sus hazañas, pero siempre están cerca de la muerte.

En 1975 el éxito radicó en la buena inteligencia de combate y en la activa participación de la población. Así fue que, desde el inicio del “Operativo Independencia”, todo se centró en la ciudad de San Miguel de Tucumán y Concepción. Fueron 4 meses de lucha urbana intensiva. Ello resultó una ventaja operacional, por cuanto el delincuente subversivo no estaba en su “habitat” – el mont -, sino en la zona urbana, desconectado. El dicho de que el subversivo en la ciudad navega “como un pez en el agua” dejó de ser realidad. Así la búsqueda y captura del delincuente subversivo de monte en la zona urbana, fue posible realizarlo con economía de medios y sin haber sufrido durante 1975 ninguna baja en las fuerzas legales, lo que trasuntó el fracaso del vacío. Allí en San Miguel de Tucumán se logró capturar a la masa de la “Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez”.

Ante la imposición de la propia conducción, es decir, la presión en las ciudades antes que en el monte, la “Compañía Ramón Rosa Jiménez” del Ejército Revolucionario del Pueblo se vio obligada a volver al monte con refuerzos de otras zonas del país (reemplazos) y ofrecer resistencia desde su ambiente natural elegido. Los cuatro meses iniciales que se luchó en las ciudades sirvieron para que las tropas legales cumplieran con un período de adaptación al monte y se recuperara a la población trabajada por la subversión. La prosecución de la campaña a partir de mayo fue fácil y exitosa. Este es en síntesis el Plan Táctico inicial que posibilitó la victoria en Tucumán: el Ejército dio primero su combate en la ciudad y luego en el monte.

La lucha empezó un 9 de febrero de 1975 y todo terminó un 25 de octubre de 1975 (8 meses y 15 días), en el Combate de San Gabriel. Los subversivos dispersos se trasladaron al campamento “Niño Perdido” y resolvieron desconcentrarse los pocos subversivos que quedaban. Allí se terminó su capacidad de lucha. En adelante la campaña fue una persecución del subversivo que huye o que está escondido o perdido.

Del relato precedentemente expuesto, se puede extraer las siguientes enseñanzas:

1) Planear una operación contra la subversión en forma convencional no es aconsejable, dado que el planeamiento convencional de las operaciones no concuerda con el oponente a enfrentar. E n la guerra convencional en oponente es visible, tiene uniforme y se rige por las normas de la “Convención de Ginebra”, mientras que en la LUCHA CONTRA LA SUBVERSIÓN se enfrenta con un oponente invisible que convive con la propia población, que de se disfraza con uniformes militares y utiliza medios que no se rigen por las leyes de la guerra o convenciones éticas o morales comprendidas en el Reglamento de “Leyes y Usos de la Guerra”. El subversivo es el que no respeta los derechos humanos.

2) Se debe obligar al delincuente subversivo a combatir de frente. El “Operativo Independencia” logró esta premisa. El mimetismo hecho sistema, como sutil arma de infiltración, fue la principal dificultad para precisar físicamente al oponente y saber quién es quién. Ellos vestían como paisanos y pretendían colaborar con el Ejército para tener la información más completa (infiltración). Esta táctica nos obligo a agudizar el ingenio y utilizar nuevas técnicas adecuadas a tales circunstancias (contrainteligencia). La importante diferencia radicó en que hasta el 9 de febrero de 1975, los delincuentes subversivos eran capturados y llevados a la Justicia Federal o quedaban a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, para luego ser liberados o amnistiados. A partir de esa fecha, se buscó la forma de obligarlos a combatir de frente para buscar su derrota.

3) Es prioritario atacar primero la retaguardia de la organización. Ninguna guerrilla rural organizada puede actuar sin el apoyo de la población, puesto que allí está su estructura celular de apoyo, que viene a ser su retaguardia. Esta compuesta por ideólogos, agentes de reemplazo, simpatizantes o adherentes, agentes de contacto, agentes correo, proveedores, postas sanitarios, cárceles del pueblo, refugios, depósitos clandestinos, etc. Diezmada la estructura celular de apoyo en la ciudad resulta una ventaja operacional para operar luego en el monte, dado que los delincuentes subversivos se encontraron sin apoyo y en total aislamiento.

SUN WU fue un estratega militar chino del siglo V antes de Jesucristo, quien dijo: “CONOCE A TU ADVERSARIO Y CONÓCETE A TI MISMO Y PODRÁS LIBRAR CIEN BATALLAS SIN CORRER NINGÚN RIESGO DE DERROTA”.

Hasta aquí el PLAN TÁCTICO DEL OPERATIVO INDEPENDENCIA del General ACDEL EDGARDO VILAS de 1975

Se agrega:

El 6 de febrero de 1976 fue designado Segundo Comandante y jefe del Estado Mayor del Comando del Quinto Cuerpo de Ejército. Ordenó y dirigió hasta las ultimas consecuencias la Lucha contra la Subversión CULTURAL y la penetración ideológica en las instituciones académicas y profesionales de Bahía Blanca, sede del V Cuerpo de Ejército y la Universidad del Sur. La investigación que se realizó en la Universidad del Sur, dio como resultado la individualización y procesamiento de numerosos profesores y estudiantes de probada actuación subversiva.
El 24 de mayo de 1977, fue declarado en situación de retiro obligatorio.
En el curso de 1977 realizó una intensa tarea de difusión pública que comprendió temas como “La Subversión Cultural”, “La Estrategia Comunista” y “La Política Internacional de Posguerra”. Obras inéditas figuran “Instauración de un Orden
Económico Nacional”, “El Operativo Independencia”, “El Combate contra la Subversión Global en Bahía Blanca” y “El Ser Nacional”.
El 20 de junio de 1927, nació en GOYA, Provincia de Corrientes.

Un pensamiento:

“Hay que dar la batalla en el terreno de la subversión cultural, económica y gremial. Su derrota definitiva se logrará cuando se supere el problema ideológico y se efectúe un control de la inteligencia y la cultura… Más que una lucha por las armas, es una lucha por las almas. Para graficar: se ha podado un árbol y para que no brote en el futuro será necesario quemar la raíz y el tronco de ese árbol.
Esta agresión busca en definitiva conquistar las mentes (…) La ingenuidad y la indeferencia implican complicidad subversiva”. General de Brigada (RE) DON ACDEL EDGARDO VILAS.

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 80 Cordubensis
10 de agosto de Penthecostés del Año del Señor de 2008.
Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA!

2 comentarios:

horacio ricardo Palma dijo...

A mí me gustaría ir mas allá. Lo que quiero decir es que reinvindico en un todo lo actuado por las Fuerzas Armadas y de seguridad. El golpe de estado fue justo y necesario para salvar a la Patria; los desaparecidos son el precio que debemos pagar como sociedad por la imposibilidad de juzgarlos o fusilarlos bajo la ley; los bebés apropiados son el efecto no deseado de una guerra; la tortura el único medio para llegar a la información y para canalizar el odio que necesarimente en la guerra se le debe tener al enemigo. Espero que no vuelva a suceder, pero sucediese nuevamente la respuesta no va a ser la misma, va a ser peor. Mas drástica y con un componente emocional de revancha que hará del país un coto de caza, de cada opositor un enemigo y de cada detenido un no-humano al que se puede aplicar el castigo cruel sin el temor a las sanción social. Todos sabemos que cuando la sanción social no existe, lo único que detiene a un hombre es la piedad.
Horacio R. Palma
Gualeguay al Dia
Gualeguay
E. Rios

agustín laje dijo...

Si hay un elemento esencial en la guerra ese, es el ODIO. Al enemigo se lo odia, no se puede combatir sin ese componente emocional. Se lo odia al punto de procurar su muerte y si es con sufrimiento, mejor. Se lo odia al punto de odiar todo lo que él representa: su país o su color, su religión o sus ideales, sus costumbres o sus riquezas, se puede odiar hasta el propio odio del enemigo, así como se puede odiar hasta su sufrimiento.
Odiar en la guerra es negarle humanidad al enemigo: lo que se captura, lo que golpea, lo que se tortura, lo que se humilla, lo que se viola, se mutila o se mata, no es un congénere, no es de la especie humana, no es un "hermano universal", es la encarnación de lo que odiamos y, como tal, es necesario aniquilarlo. Es odio hipostasiado y despues de todo, en lo más íntimo sabemos que odiar no es bueno, pero sí necesario.
Un abrazo en Dios y María.