jueves, 10 de julio de 2008

Disolución del Virreinato del Río de la Plata



El Virreinato del Río de la Plata nace como una respuesta militar a las pretensiones territoriales de Portugal, que cuenta con el apoyo británico.
“La Revolución consagró el principio, patriotismo sobre todo”. V.L.y P.

En pocos años la política de los gobernantes porteños llegó a ser tan impopular, que cuando se pensó en un “congreso” debió constituirse en la pequeña población de Tucumán. El Paraguay se había “aislado” para escapar de la guerra civil; las Provincias litorales no concurrieron. Nada más que seis años habían transcurrido, pero las “fisuras” – en algunos verdadera “rajaduras” – eran ya casi insalvables en lo que había sido un “monolítico” Virreinato, regido – si se quiere – nada más que por el sentido común.
En contra del sentimiento general de los pueblos que se habían pronunciado inequívocamente por el federalismo – que unía el bien común del país con los intereses y libertades regionales -, el Congreso de Tucumán, trasladado a Buenos Aires, agrava el panorama político, pues el 22 de abril de 1819 sanciona una Constitución estrictamente unitaria; “ni monárquica ni republicana” como dirá B. MITRE. En el Manifiesto con que se la ofrecía a los pueblos se sostiene: “…no es ni la democracia fogosa de Atenas, ni el régimen monacal de Esparta, ni la aristocracia patricia ó efervescencia plebeya de Roma, ni el gobierno absoluto de Rusia, ni el despotismo de la Turquía, ni la federación complicada de algunos estados”. Pero el Director Supremo del Estado JOSÉ RONDEAU comenzó a recibir el título de Alteza, mientras se buscaba en Europa un príncipe para ser coronado. La batalla de de Cepeda (1º de febrero de 1820) sin embargo desvaneció estos sueños quiméricos, y los caudillos federales LÓPEZ y RAMÍREZ ataron sus caballos alrededor de la pirámide de Mayo.
Como consecuencia de la caída del Directorio, se firmó un Pacto en la capilla del Pilar (Firmado entre Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires) el 23 de febrero: se estipulaba entre otras cosas el envío de diputados a San Lorenzo (Santa Fe), para organizar el país bajo el sistema federal; luego el Congreso se reunió en Córdoba, según cláusulas del Tratado firmado el 24 de noviembre de ese año en la estancia de don TIBURCIO BENEGAS con los auspicios de ROSAS. Pero a mediados de 1821 cae desde Europa, como llovido del cielo, don BERNARDINO GONZÁLEZ RIVADAVIA y es nombrado ministro de gobierno de DON MARTÍN RODRIGUEZ. Inmediatamente “boicotea” al Congreso y retira los diputados de Buenos Aires. No eran los tiempos para esas cosas, decía, y las Provincias quedaron aisladas, casi como independientes.
Moría GÜEMES en Salta el 17 de junio de 1821, defendiendo el territorio de la Patria, y la Gaceta (periódico “oficioso” del gobierno porteño) estampaba estas afrentosas palabras: “Murió el abominable GÜEMES al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos… Ya tenemos un cacique menos”.
SAN MARTÍN, que entra en Lima el 10 de julio de ese año, solicitaba ayuda para terminar su campaña libertadora y recuperar el Alto Perú. Los caudillos del interior patrióticamente afilan sus armas, pero el Sapo del Diluvio, dueño de las rentas nacionales del Puerto, niega el dinero necesario, que gastaba en superficialidades; más aún, propone que las ex colonias americanas compren su “independencia” ayudando con veinte millones a los liberales de España, que habían sido desalojados del gobierno de la Península con el apoyo armado prestado a FERNANDO VII por Francia, mediante la expedición de los Cien mil hijos de San Luis al mando del duque de Angulema.
Poco tiempo después de hacer fracasar el Congreso constituyente de Córdoba, RIVADAVIA había descubierto que ahora si era tiempo de reunir uno, pero en Buenos Aires. Dicho Congreso comienza sus sesiones en 1824, y el 24 de diciembre de 1826, en plena guerra con el Brasil, dicta una nueva constitución…unitaria, desatando con ella, una vez más, la guerra civil.
Don BERNARDINO era ya presidente, aunque inconstitucional; había sido nombrado sorpresivamente, el 8 de febrero de ese año, con el único objeto de dar cumplimiento a lo estipulado con la River Plate Minning Association. Poco antes RIVADAVIA había escrito a sus socios en Londres: “EL NEGOCIO QUE MÁS ME HA OCUPADO, QUE MÁS ME HE AFECTADO Y SOBRE EL CUAL LA PRUDENCIA NO ME HA PERMITIDO LLEGAR A UNA SOLUCIÓN, ES EL DE LA SOCIEDAD DE MINAS”. Y agrega: “A VUELTA DE UN TIEMPO MÁS, Y CON EL ESTABLECIMIENTO DEL GOBIERNO NACIONAL, TODO CUANTO DEBE DESTACARSE SE OBTENDRÁ”.
Durante las sesiones de aquel Congreso constituyente, el canónico JUAN IGNACIO GORRITI le escribía a un amigo: “Aquí se juega con los pueblos y se les ata como mansas bestias al carro de la fortuna de cuatro docenas de hombres de Buenos Aires. Aquí mismo se ha empezado a acusar de traición al Congreso; - y concluye – quizá seremos los primeros que hemos merecido con justicia ser bien apaleados”.
“Si no me hubieran intrigado – decía en 1840, en Chile, el ex gobernador de Buenos Aires GREGORIO DE LAS HERAS a VICENTE FIDEL LÓPEZ – yo hubiera reunido 20.000 hombres, porque todos los caudillos, incluso BUSTOS, tenían confianza en mi palabra; y a la cabeza de ese ejército, no digo en Río Grande, sino en Río de Janeiro habría puesto yo en amargos aprietos a los portugueses”.
“LA REVOLUCIÓN CONSAGRÓ EL PRINCIPIO, PATRIOTISMO SOBRE TODO”, le escribía VICENTE LÓPEZ Y PLANES (entre otros asuntos, autor del Himno Nacional argentino) al general SAN MARTÍN en una carta de fecha 4 de enero de 1830. “La contrarrevolución, sin atreverse a excluir este principio – objetaba LÓPEZ -, de hecho lo miró con mal ojo y dijo sólo: HABILIDAD o RIQUEZA”. Y la contrarrevolución estaba representada por los UNITARIOS, por más que se intente negar la evidencia de los hechos incontrastables que lo prueban.
Ante estos TESTIMONIOS indubitables, ¿cómo extrañarse que se hayan perdido el Alto Perú y la Banda Oriental? ¿Qué importaba el SUELO?, “Recordemos a nuestro pueblo que la patria no es el suelo”, dirá JUAN BAUTISTA ALBERDI, verdadero precursor de la claudicación (según Don JULIO IRAZUSTA), en su libro Bases, en 1852. Tampoco para los unitarios importaba la tradición …o la religión, aunque a veces vivían, como el caso de RIVADAVIA, rodeados por curas apóstatas.
Quizá muchos de ello fueran judíos, descendientes de marranos; con respecto a don BERNARDINO, hasta su mismo rostro lo delataba. Lo que les importaba era la RIQUEZA. Tráiganos la paz a “cualquier precio” le rogaron, después del triunfo de ITUZAINGÓ, a MANUEL JOSÉ GARCÍA, y éste devolvió la Banda Oriental (URUGUAY) a los brasileños. Había que utilizar al glorioso ejército argentino para someter a la Provincias federales que rechazaban el “ilustrado” despotismo porteño: había que defender, además, los intereses de la River Plate Minning Association , de la cual RIVADAVIA era “accionista” y miembro del Directorio, con el fabuloso sueldo anual – para la época: año 1825 – de 1.200 libras esterlinas.
Todos los grandes “bonetes” del unitarismo murieron por otra parte, en la opulencia: RIVADAVIA, SALVADOR MARÍA DEL CARRIL, el mismo SARMIENTO, que cobraba cinco sueldos. Los militares unitarios, además, llegaron bien pronto al generalato, a la fama y a la gloria, aunque muchos soldados eran buenos guitarreros: el caso de los hermanos MADARIAGA, de Corrientes, por ejemplo, o del mismo general MITRE. Dejamos de lado a los valientes y sacrificados guerreros de la Independencia, aunque el heroico granadero BAIGORRIA, que salvara con el sargento CABRAL la vida del general SAN MARTÍN, en San Lorenzo, volvió a la Patria, después de haber actuado en toda la guerra de la Independencia, de San Lorenzo a Ayacucho, como simple soldado raso; no ascendió ni a cabo.
Además, los grandes caudillos federales murieron en la miseria, como los casos de ARTIGAS o ROSAS, o perdieron en gran parte de la fortuna de sus mayores, como FACUNDO QUIROGA.
ASI SE DISOLVIÓ EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA. (1776-1810-1852).
Hubo 11 virreyes en el Río de la Plata, incluyendo entre ellos a OLAGUER y a LINIERS, interinos, como así también a CISNEROS, designado por la Junta Central que, desde Sevilla, gobernaba a nombre de FERNANDO VII, preso por NAPOLEÓN. Se excluye en cambio a RUIZ HUIDOBRO, nombrado por otra Junta que, contemporáneamente, se había formado en Galicia; también a ELÍO, ya que nunca llegó a hacer pie en Buenos Aires con ese título.
Los virreyes fueron éstos: PEDRO DE CEVALLOS, JUAN JOSÉ DE VERTIZ, NICOLÁS ANTONIO DE ARREDONDO; PEDRO MELO DE PORTUGAL, ANTONIO OLAGUER Y FELIÚ, GABRIEL DE AVILÉS; JOAQUÍN DEL PINO, RAFAEL DE SOBREMONTE, MÁRQUEZ DE SOBREMONTE; SANTIAGO DE LINIERS Y BREMOND, luego Conde de Buenos Aires y BALTASAR HIDALGO DE CISNEROS.
El Virreinato del Río de la Plata nace como una respuesta militar a las pretensiones territoriales de Portugal, que cuenta con el apoyo británico pues, por un lado, Inglaterra juega en el caso sus propios intereses comerciales y, la política exterior lusitana coincidió tradicionalmente con la inglesa.
Edito Gabriel Pautasso: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero nº 61 Cordubensis – Instituto Emerita Urbanus, 7 de julio de Pentecostés de 2008, Sopla el Pampero.
¡Viva la Patria!
¡Que hasta soy más argentino, Cuando azotas en mi frente!



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